Mis duelos

Ella se fue muy temprano, dejando un hondo pesar. Se fue de manera inesperada, no lo podía creer. A partir de ese momento todo cambió y ya nada fue igual.

Con su partida se fue la alegría, los mejores momentos de mi vida, se fue su protección, su amor inconmensurable y también sus promesas que quedaron en el aire. Fue tan inmenso el vacío que dejó que truncó muchos aspectos de mi vida.

Costó mucho, muchísimo tiempo superar su ausencia porque se fue un Pilar fundamental de mi vida y es que no es fácil perder a una madre que aún era joven y yo una adolescente de 15 años que apenas estaba desarrollando mi ser.

Fueron años de dolor y lágrimas de navidades tristes, de vacíos que nadie más podía llenar.

Tuve un padre maravilloso, amoroso, protector y verlo sufrir por años la ausencia de mamá hacía más difícil para mí superarlo. Él siempre se sentaba frente a su retrato, mientras veía la tv y durante muchos años la ropa de mamá permaneció en el clóset y nadie la podía sacar de allí, mientras que para mí era un tormento verla aún en ese lugar.

Soñé muchas veces con ella pero no me gustaba lo que soñaba ya que aparecía enojada, como queriendo decir que no se quería ir y en el fondo y casi obvio sé que era así, siento que ella se fue a destiempo.

Su partida fue traumática, por lo inesperado y absurda que fue.  Recuerdo que la noche anterior mi casa estaba llena de gente, pues llegaron de visita los amigos de mis padres, fueron a ponerse a la orden y desearle lo mejor a mi mamá, eran los mejores amigos que se habían conocido de muchos años y que en cierta forma se convirtieron en familia dada la condición de que todos eran inmigrantes y siempre se ayudaron entre sí.

Esa noche fue muy alegre y divertida, parecía una fiesta, sin imaginar que un día después nos veríamos en una eterna despedida a mi mamá.